Existen numerosos estudios que en los últimos años están plantando guerra al azúcar, en Sinazucar.org, podemos apreciar imágenes que muestran la cantidad alarmante de terrones de azúcar que contienen algunos productos habituales de nuestra dieta. Se ha demostrado que el azúcar crea adicción, y así fideliza el consumo de los alimentos en los que se incluye. ‘Azúcar, el enemigo invisible’ escrito por Miguel Ángel Almodóvar, menciona numerosas fuentes, estudios y explica los riesgos de salud que comporta su excesivo consumo.
Los consumidores, son cada vez más conscientes y tratan de reducir la cantidad de azúcar escondido en productos que no imaginamos que lo contengan. Hay aplicaciones que ayudan a valorar de manera ágil la composición de muchos productos con la simple lectura de sus códigos de barras. Cada vez más consumidores las descargan y utilizan en sus compras. El movimiento ‘clean label’ empuja a las empresas a reformular su elaboración y etiquetado, los consumidores y en particular los millenials buscan ingredientes reconocibles, naturales, no químicos, y están dispuestos a pagar más por alimentos así etiquetados. https://gocleanlabel.com/ A medida que los consumidores se preocupen y entiendan estas etiquetas, comenzarán a exigir productos con menos azúcar, conservantes o químicos.
Con este contexto entre los consumidores es inevitable que la industria alimentaria primero y la restauración organizada a continuación se adapte en la medida que, movidos por la salud, nuestros paladares se acostumbren a sabores menos azucarados. Si la demanda de los consumidores se aleja de los sabores excesivamente dulces y azucarados, se demandarán recetas menos dulces.
Esto ya ocurre, señalando por ejemplo el pan de hamburguesa de TGB, o el de Foster´s Hollywood, con demasiado azúcar https://elpais.com/elpais/2017/03/10/fotorrelato/1489145214_819179.html y demandando otros alimentos, recetas o ingredientes con sabores más agrios, amargos, picantes o salados: col, chucrut, cerveza, aceitunas, tónica, apperol spritz, café sin endulzar, jamón, anchoas, espárragos, hummus, moringa…
Dentro de esta tendencia, surgen refrescos no azucarados que comienzan a estar de moda, se encuentran en supermercados y veremos pronto en la carta de más bares y restaurantes, como aguas con gas y sabores de frutas, ‘Lacroixwater’, ‘Vichy Catalán’ etc, o té kombucha, una bebida que se elabora a partir de té fermentado y con sabores de frutas. En la medida que nuestros paladares se acostumbren a estos refrescos, los habituales refrescos azucarados nos parecerán demasiado dulces.
Del mismo modo que con el dulce, y dado que aumenta el consumidor preocupado por la salud, se demandan cada vez más bebidas no alcohólicas, hay movimientos en defensa de un estilo de vida saludable, deportivo y sin alcohol en los momentos de ocio. Por ejemplo, comenzó en Nueva York y ya ha estado presente en muchas ciudades de América y Europa la iniciativa ‘Daybreaker’ con el objetivo de comenzar el día bailando en una gran fiesta en la que no se sirve alcohol. Entre los patrocinadores de esta iniciativa, varias marcas de bebidas no alcohólicas. https://www.daybreaker.com/partners/#nesp. En relación con esta corriente, también nacido en Estados unidos y con gran crecimiento en países anglosajones, está de moda el movimiento ‘sober curious’ que busca hacer de la sobriedad una tendencia, ponerlo de moda, evitar que el alcohol sea considerado imprescindible para socializar, ligar o salir y divertirse.
Estas tendencias impulsan la innovación en bebidas no alcohólicas, bares y restaurantes tienen que ser conscientes y adaptarse a estas demandas en sus cartas. Todas las marcas de cerveza tienen oferta 0,0%, incluso las cervezas artesanas la están haciendo. ‘Global Market Insights’ estima que la cerveza sin alcohol crecerá 100% en 2024. https://elceo.com/negocios/como-la-cerveza-sin-alcohol-se-convirtio-en-un-buen-negocio/
¿Influyen todas estas tendencias en la arquitectura de los locales? Naturalmente, estamos inmersos en ello, de muchos modos y desde hace tiempo. Aunque en restauración no accedemos como clientes al etiquetado y composición del producto, sí valoramos una carta ‘orgánica’ y una atmósfera compatible y coherente con estos movimientos. El consumidor valora y acepta estilos de decoración e interiorismo naturales, menos ‘sazonados’ y artificiales, materiales y acabados sinceros ‘raw’, instalaciones a la vista, reciclaje, casual, estilos loft, industrial, vintage y todas sus variaciones que tratan de expresar honestidad y claridad en formas y acabados. Los ejemplos serían muy numerosos y globales, creo que costaría más encontrar algún local de éxito no influido por esta tendencia. Solo por mencionar algunos ejemplos característicos en España: Fismuler, La Mucca, Honest Greens…
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